lunes, 26 de agosto de 2013

La medicalización

Ahora si que estamos de vuelta y supongo que debería hablaros de ropa y contaros toda la colección que nos va llegando con propuestas otoñales, pero acabo de leer un post en un blog sobre la medicalización durante el embarazo y el parto y me apetece hablar de ello.
Para empezar comentaros que yo tengo posturas encontradas en este tema. Por un lado creo que todo está llegando a un punto donde la mujer no puede disfrutar de su embarazo y su parto por el alto número de controles médicos al que nos sometemos y por otro lado que los avances médicos evitan muchas situaciones de consecuencias irreversibles.
Lo que sí que tengo claro es que el personal médico que nos atiende durante el embarazo y el parto hace que veamos las cosas de una manera o de otra. Los mismos controles y los mismos resultados se pueden explicar de una manera o de otra, generar alarma o simplemente dar un toque de atención para evitar males mayores.
Luego está como las mujeres nos tomamos toda la información que tenemos a nuestro alcance. Un ejemplo: vamos a consulta y ese día tenemos la tensión alta. Habrá madres que entenderán que ese día han estado nerviosas, han pasado mucho calor y con la media hora de retraso que lleva el doctor no van a llegar a tiempo a recoger a su hijo mayor a la salida del cole. Un par de controles en días alternos y si todo está normal no hay porqué darle más importancia. Otras madres, cuando les recomienden que se tomen la tensión un par de veces esa semana leerán todos los riesgos de la preeclampsia (aunque ni se la hayan mencionado) y sólo el estrés que les genera esa información hará que vayan a la farmacia con un estado de ansiedad que fácilmente tendrá por resultado una tensión un poco más elevada de lo normal.
Encontrar el equilibrio es difícil, lo importante para mi, es tomar las decisiones de forma consciente, midiendo riesgos y con la madurez suficiente para saber que los avances médicos nunca deben ser un problema sino una maravillosa oportunidad de estar sanas y felices, nosotras y nuestros bebés. Si eso fuese posible creo que no habría esas grandes polémicas entorno a la medicalización de embarazos y partos.
No neguemos la bondad de la medicalización ni nos excedamos en esta, que cada mujer siga su ritmo y escuche a su cuerpo. El personal sanitario debería, sin duda, apoyar ese ritmo y nadie dudaría de las decisiones tomadas por los equipos médicos. Frecuentemente oímos y leemos opiniones de mamás que dudan de las acciones llevadas a cabo durante su parto y creo que eso no es bueno. La confianza en nuestros médicos es fundamental para afrontar con seguridad las diferentes etapas de nuestra vida, sanas, embarazadas o, en el peor de los casos, enfermas.
 
 

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